Había bailado durante cuatro horas, tenía el traje azul
pegado al cuerpo pero no lo notaba, una capa de sudor me cubría completamente,
aislándome del mundo exterior, del traje, del suelo y hasta del aire, y aún los
músculos me obedecían. Y saltaba, más, más, más… saltaba dibujando figuras en
el espacio de la sala. En esos momentos ya no podía parar, mi cuerpo se había
hecho volátil en el esfuerzo supremo. Pirueteaba girando, girando de nuevo,
deslizándome por el suelo, el dolor deja de ser una sensación, ahora sólo es
una vaga sombra, la sombra de un recuerdo lejano perdido en el tiempo, porque
ahora ya no existe el tiempo. Sólo existe ese cuerpo que has llevado a la
elasticidad total, que no nota el cansancio, porque después de haber llorado de
cansancio, después de estar detrás del cansancio, éste no tiene sentido, no
significa nada concreto, es algo que padecen otros.
Estás a punto de entrar en la Irrealidad, el Jardín te espera. Podras comer las manzanas de oro porque el Dragón ahora duerme, pero cuando las muerdas no podrás ya librarte, pertenecerás al Jardín. Parte de tí se quedará siempre en la Irrealidad, en mi patria.
5/21/2012
Movimiento
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