9/23/2022

                                         




                                                    Orlando (fragmento)

7.-

Cuando Hesperia entró a media tarde, encontró a Orlando en la misma postura del día anterior, estaba sentado en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero, miraba por los ventanales cómo el sol iba bajando poco a poco y la claridad iba disminuyendo. Ella dejó la bandeja con el té y los pastelillos en la mesa. Orlando la miró con una sonrisa.

-Ven aquí. Dejemos que se enfríe un poco.

Obedeció y llegó hasta la cama, se descalzó y se sentó encima de él, a horcajadas, Orlando la atrajo más hacia sí mientras se sentaba y empezó a besarla.

-Has tardado demasiado.

-Me encanta esa percepción del tiempo. 

La mujer deslizó los dedos por entre el cabello ensortijado y oscuro, después de darle un largo beso, le sujetó del pelo para impedirle besarla de nuevo aunque sus bocas se mantenían apenas separadas.

-Nada de lo que hagas, va a librarte de leer la ira del Pelida Aquiles, el de los pies ligeros. 

-No pienso resistirme.

Hesperia le fue desabrochando los botones de la camisa, despacio y la abrió, le acarició el pecho con las yemas de los dedos, dulce y lentamente.

-Tienes una piel deliciosa, tan suave. Me encanta que apenas tengas vello.

-Pues eso me tenía bastante acomplejado hace años.

-La adolescencia es dolorosa pero necesaria ¿verdad?

cogió su brazo derecho y le miró con gran interés el tatuaje en la cara interna. Luego lo recorrió también con la yema del dedo una y otra vez.

-Me haces cosquillas.

-No sabes cómo he deseado besar estos tatuajes. –acompañó el gesto a la frase y comenzó a lamerlo –Nueve, ¿sabes cómo se pronuncia en élfico?

-Sí, lo busqué. Néter.

-Suena bien. ¿Por qué no me hablas en élfico? Me gustaría escucharte ¿No recuerdas algunas frases del guión?

-¡Uff! Hace tiempo de eso…, pero déjame recordar…

Hesperia se alzó un poco y tiró de él hacia abajo para que se quedara tumbado sobre las almohadas. Volvió a lamerle el número élfico pasando la punta de la lengua, apenas rozando por las líneas que lo formaban.

-Me acuerdo de algo, en “La dos Torres”, se lo decía a Aragorn, espero pronunciarlo correctamente… hace mucho tiempo. No seas demasiado exigente ¿de acuerdo?

         “Le ab–dollen.” y él me respondía “Hannon le”, ah he recordado otra, escucha “Aragorn, nedin dagor hen ú-´erir ortheri. Natha daged dhaer”

-Me trae muy buenos recuerdos, un poco más por favor. 

Hesperia volvió a su pecho, siguió besándole y acariciándole con los labios mientras lo notaba coger aire para darle más énfasis a las frases.

-¡Ah! Esto te va a sonar, seguro que lo recuerdas. Como fue al principio, lo grabaron tantas veces que todos nos lo sabíamos… “I amar prestar aen”   “Han mathon nen nen”     “Han mathon ne chae”   “A han noston ned’wilith”

- “El mundo ha cambiado… , lo siento en el agua…, lo siento en el aire”… Es tan bonito…, es difícil que hubiera podido encontrarse un comienzo mejor que ése.

-“Lasto beth nîn, tolo dan na ngalad” ¿A qué no sabes qué significaba ésta?

-Sigue hablando y déjame seguir con lo que tengo entre manos.

-Está bien –un amago de risa acabó en un jadeo-. Se lo decía Arwen a Frodo… cuando le había herido el espectro… Decía: “Oye mi voz, vuelve a la luz”

-No. No volveré a la luz.

Orlando ya no pudo volver a concentrarse en las frases, ella le estaba lamiendo el sol, notaba las cosquillas alrededor de su tatuaje tan intensas que casi no podía resistirlas, y justo en ese extremo, notaba cómo se volvían ráfagas eléctricas que su miembro acusaba, ella le estaba encendiendo más deprisa de lo que quería. Hesperia empezó a pasarle la lengua por la línea de carne al borde el pantalón del pijama, de su pecho comenzó a brotar un murmullo de placer que acabó convirtiéndose en un rugido gutural muy fuerte. Hesperia alzó la cabeza y le miró con ojos divertidos.

-Has rugido.-le dijo riendo- Creo que he descubierto una de tus principales zonas erógenas. 

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