Preparativos de la misión en China
23. Durante la comida, Lalaith les presentó a un Orlando transformado, le había cortado y teñido el pelo, había utilizado un producto para que éste pareciera más grueso y abundante y menos rizado. Le había cambiado ligeramente la forma de las cejas y llevaba las lentillas que tornaban sus ojos del color exacto al de Hellberg.
Las chicas estaban acostumbradas al trabajo de su maquilladora particular pero se quedaron mudas un buen rato admirando la perfección del cambio.
La -Por favor, ahora el perfil.
Orlando se giró un poco y se colocó como le había pedido Lalaith. La nariz había aumentado, era algo más ancha y larga, sin que se notara en absoluto nada artificial en aquella.
G -Genial.
Ch -Te has superado, no vamos a tener ningún problema.
La -Cuando salgamos, le pondré sobre el pelo un colorante rubio platino que desaparece con el agua, sólo para el vuelo, estará muy a tono para alguien que se dedica a la publicidad y le haré algún cambio en la nariz, eso y unas gafas bastarán. En el hotel, sólo habrá que lavarle el pelo para que recupere el color de Hellberg. El mismo colorante se lo pondré al objetivo para la vuelta. No le he tocado los labios, ni le he maquillado apenas, la transformación va a ser total. Por cierto, señoritas, este caballero ha traído un pequeño obsequio para cada una.
Lalaith le dio una bolsa que traía y él fue distribuyendo una serie de paquetitos alrededor de la mesa mientras les dejaba al mismo tiempo un beso en la mejilla de las chicas.
A -¡Tus mechones! ¡Qué bien, te has acordado!, Gracias aunque… vamos a echar de menos tus rizos.
N -Es cierto.
La -No lamentaros, cuando acabe el trabajo, le retocaré este corte y voy a dejarlo espectacular. He puesto un mechón bastante abundante para cada una, como podéis ver.
Ch -Los guardaremos como reliquias traídas de Jerusalem. –le dijo sonriendo.
H -Más valiosas que los tesoros templarios.
G -Desde luego.
Todas miraron su mechón con cariño. Orlando las miraba risueño y tierno
Lu -El fetichismo es intrínseco a la naturaleza de los fans ¿no?
Ro -Perfectamente expresado querida. Orlando, adoraremos tu pelo sin freno ni remordimientos.
Ca -Brindo por eso.
Li -Por los fetichistas del mundo. –Todos se levantaron y brindaron entre risas.
La -Volviendo al trabajo, mi parte está terminada, hemos decidido entre los dos cómo irá disfrazado de cámara y he encargado la ropa y algunos complementos. Nos lo dejarán en nuestro apartado de correos en un par de días.
Lu -Los zapatos ya están. Los que son idénticos a los de Hellberg están igualmente pedidos y nos lo traerán en el mismo plazo.
G -Yo he encargado también algunas cosas de atrezzo para el equipo de publicidad. El otro grupo serán miembros de una asociación de jóvenes empresarias en viaje de turismo, así podremos ir a cualquier lado sin despertar sospechas. Esta tarde decidiremos quien va en cada grupo. Lalaith necesito una foto del cámara para el pasaporte, por cierto sacaremos los pasaportes esta tarde y empezaremos a llamarnos por los alias, Orlando ¿Quiéres llamarte de alguna manera? Ve pensándolo. A partir de ahora, prepararemos tu interpretación a fondo. Tienes que practicar conmigo la dicción, y los movimientos con Chantarel y Lila que le han observado más tiempo. ¿Cómo va con la firma?
R -Muy bien, ayer… aprovechamos el tiempo al máximo.
Orlando la miró con los ojos brillantes, el resto de las chicas se miraron cómplices y contuvieron las sonrisas.
O -Y entreno varias veces al día. La tabla de ejercicios que me diseñaron Cawty y Hesperia empieza a dar sus frutos.
Ca -Ya lo creo, se esmera, y lo hace muy bien. Hesperia y yo pensamos que necesitaba un poco más de tono muscular y ejercicios de autocontrol. Además está realizando unos cuantos ejercicios de fuerza.
H -Así se encontrará flexible pero al mismo tiempo habrá ganado más potencia, aunque partamos en cuatro o cinco días, es suficiente para que esté en forma.
O -Me siento en inmejorables condiciones y en cuanto a ejercicio físico, hago todo lo que puedo… -las chicas le miraron, especialmente Romy y Lalaith, un segundo después ellas dos se miraron también y miraron a las demás. El grupo estalló en risas, a las que se unió él de buena gana. No había preparado la frase, pero, bueno, dicho estaba, de cualquier modo era cierto, el ejercicio… físico estaba aumentando en progresión geométrica. Y lo mejor era que mientras intensificaba la frecuencia, más le apetecía y su rendimiento era más notable que nunca.
Después de comer, Lalaith le desmontó la nariz y le quitó las lentillas con lo que recuperó algo de su rostro frente al espejo. Green, Chantarel y Lila le esperaban en la sala de reuniones para imitar los movimientos y la voz del objetivo, vieron tantas veces los videos que las últimas veces ninguno conseguía ver las imágenes nítidas. Casi llegó a aprenderse los movimientos con la exactitud de la ceremonia del té japonés, Hesperia se hubiera reído, pero no era un chiste.
Ella y Cawty seguían a continuación en el programa de la tarde. El castillo tenía un gimnasio muy grande, una de sus pistas era un tatami japonés. Orlando llegó y se cambió de ropa para practicar los ejercicios, apenas tuvieron que corregirle alguna postura, Orlando aprendía rápido y se encontraba cómodo realizándolos, a pesar de llevar muy pocos días con el entrenamiento, empezaba a observar que su fuerza y su concentración ya habían aumentado. Al terminar le hicieron una demostración de un tipo de lucha que habían desarrollado entre las dos. Las chicas vestían kimonos cortos y pantalones para entrenar, siempre negro para Cawty y habitualmente rojo para Hesperia, con cinturones negros, -“por supuesto”-, pensó Orlando. Las dos tenían una gran destreza y le pareció muy bonito verlas esquivarse, saltar y rodar por el suelo. Resultaba perfecto para reproducirlo en una película –“deformación profesional” - pensó.
Las estuvo observando con admiración hasta que pararon a descansar, llegaron hasta él para secarse un poco el sudor.
O -¡Sois excelentes! ¡Es asombroso cómo os movéis!
Las dos sonrieron halagadas.
H -Cawty y yo nos compenetramos muy bien. No hemos aprendido juntas ni estudiamos las mismas disciplinas pero ha sido muy positivo, porque nos complementamos, hemos aprendido mucho una de la otra.
O -¿Tú también has vivido en Japón?
Ca -Sí. No tuve la suerte de Hesperia que llegó siendo una niña, pero conseguí que mis padres me pagaran un curso allí cuando acabé el instituto y después de años de insistir, y me quedé cuatro entre becas y algunos trabajos. Desde que me acuerdo he sentido fascinación por su cultura, practicaba judo desde niña. Al pasar el tiempo sólo leía libros relacionados con ese país, estudiaba el idioma y la cultura me traspasaba, era como si fuera de allí. Yo sí tengo una colección de katanas.
H -Lo dice por mí. Yo no. La verdad, no me encantan. Con una que coleccione katanas es suficiente –empezó a sonreír.
Ca -¡Vamos! Te iniciaremos un poco en esta disciplina.
O -Vale, pero tened cuidado. No me parece demasiado suave. –las dos rieron.
H -Prometido. Empieza tú Cawty.
Ca -El tatami es blando, intenta no caer en posturas raras, deja el cuerpo relajado.
O -Supongo que ya contáis con que voy a estar todo el rato en el suelo…
H -Tiene razón, no corras demasiado o no querrá ser alumno nunca más.
Cawty se situó frente a él en el tatami donde hicieron el saludo protocolario. Después se estuvieron observando un tiempo y girando en redondo. No la perdió de vista ni un segundo pero con una agilidad más propia de un guepardo que de una persona, se aproximó a él, y tras sujetarle del kimono a la altura del pecho, en medio de un grito bronco, como surgido de una caverna, le levantó varios centímetros del suelo y lo tumbó, colocándose a horcajadas encima suya. Hasta unos instantes después no pudo cambiar la expresión de sorpresa por la sonrisa del vencido que acepta de antemano su condición.
Ca -Te enseñaré ahora a esquivar esta entrada. Has caído muy bien.
O -Gracias pero no ha tenido nada que ver con mi voluntad.
C -La rapidez es primordial, ahora ya no te cogeré por sorpresa.
Siguieron practicando y fueron turnándose. A cada nuevo intento, Orlando se mantenía en pie algunos segundos más aunque invariablemente terminaba con la chica sentada encima. Una de las veces le susurró a Hesperia.
O -Empiezo a entender por qué te gusta tanto esta postura…-rió- pero estás abusando… notarte ahí encima me trae recuerdos demasiado excitantes. –Hesperia rió con él.
H -Si los recuerdos se desmadran, avísame para dejarlo antes de que sea demasiado evidente.
Aprovechó la risa de ella para sorprenderla, se impulsó sobre los talones mientras gritaba tal como le habían enseñado, combó su cuerpo hacia arriba y consiguió tumbarla al lado suyo y sentarse encima.
Ca -No ha sido muy limpio. –le gritó- Pero sí muy efectivo. El grito magnífico Orlando, ha sonado a maestro.
H -Tendremos que darle un cinturón. El sonido te ha nacido de adentro, perfecto.
O -Siento que el impulso y el sonido nacieron desde el mismo centro del vientre.
H -Ahí es donde nace la fuerza exactamente, trabajaremos a partir de ahora con la fuerza nacida desde ahí.
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