Orlando (fragmento)
-¿Sabes que he estado deprimido por algo que decía Woody Allen y es completamente falso?
-¿Qué decía?
-En la película “Sueños de un seductor” su personaje que tiene 28 años dice que hace diez años que ha pasado su momento de mayor potencia sexual. He podido comprobar, precisamente hace poco -sonrío pícaro- que es falso. –Green le miró divertida.- Y a propósito, estos pijamas tuyos son muy eróticos.
Green se echó a reír a carcajadas.
-En serio me encanta quitar tantos botones y ver cómo asoma un cuerpo que con él puesto no se podría imaginar en absoluto.
-Con tu cinismo y tu sentido del humor, no entiendo por qué no haces comedias.
-¿Quieres saberlo?
-Sí.
-Porque no me las proponen. No me han propuesto ni un proyecto que no fuera idiota. Aparte del episodio de “Extras” que me encantó y me divirtió un montón hacerlo, todo lo demás que me han enviado me parece basura. Me encantaría, una como esas primeras de Allen, como “Bananas” o algo así, mucho diálogo satírico, o como “Con faldas y a lo loco”, una comedia así es irrepetible. ¿Crees que estaría bien travestido?
Green le miró ávidamente arriba y abajo.
-Estarías guapísima. Puedes hacerlo aquí para probar, si quieres. Lalaith te maquillaría. Podrías explorar tu lado femenino, ¿no se dice eso?
-¿Es sarcasmo o lo estás diciendo en serio?
-Al principio no lo decía en serio pero ¿por qué no? ¿Nunca te has vestido de mujer?
-No.
-Tienes unas facciones muy suaves, estas delgado, creo que el resultado sería bastante femenino. Para un hombre debe ser una experiencia fuerte mirarse a un espejo y verse mujer, como saltar por encima de una prohibición ancestral.
-Quizá debería hacerlo. Te aseguro que no tengo claro si sentiría repulsión o atracción hacia esa mujer.
Green le seguía observando fijamente.
-Creo que yo no sentiría ninguna repulsión al verte como mujer. Quizás deberíamos hacer una fiesta de travestidos.
Nada más cruzar la puerta la invadió una oleada de calor húmedo, incluso había una ligera neblina de vapor en suspensión. Orlando había llenado la bañera y sobre el agua había, como un gigantesco capuccino, una espesa nube de espuma de la que emanaba un delicado perfume.
Orlando caminó hacia ella y con una media sonrisa entre gusto y complicidad, empezó a abrirle la blusa soltando los botones uno a uno bastante despacio, terminó y la deslizó primero descubriéndole un hombro. Se acercó para besarlo y fue dejándole muchos besos húmedos desde allí hasta el cuello, poco después acabó de quitarle el resto y la tomó de la mano para que entrara en la bañera y se sentara. Con cuidado se colocó detrás de ella, apoyó la espalda y atrajo a Green, sentada en medio de sus piernas, hasta que la espalda de ella estuvo pegada a su pecho y la cabeza descansaba relajadamente bajo su cuello. Green cerró los ojos, la sensación de placer era demasiado intensa, su respiración se relajó y se dejó mimar. Orlando le deslizó la mano mojada sobre el pelo varias veces, desde la frente hacia atrás, después tomó un poco de espuma en la mano y la fue dejando sobre los senos de ella que sobresalían del agua. No se quedó conforme con cubrirlos de la espuma blanca y se dedicó a hacer dibujos con un dedo, unas veces círculos concéntricos, otras, líneas onduladas que desde fuera terminaban al lado del pezón. Miraba el dibujo y volvía a cubrirlos para empezar de nuevo. Green acogía las caricias con leves murmullos de gusto. No había prisa, esa idea dominaba en la mente de los dos, podían quedarse allí todo el tiempo que les apeteciera.
Green alzó un brazo despacio y lo llevó atrás, su mano recubrió la nuca de Orlando y le estuvo acariciando, giró un poco el cuerpo para encontrarse con los labios de él y notó algo sorprendida que, en contraste con el agua de la bañera, estaban fríos. Se los calentó a fuerza de besos cada vez más apasionados y volvió al poco a su primera posición. Se dejó de nuevo acariciar por él, no quería que terminara tan pronto el baño, se sentía tan cómoda entre sus brazos que no había por qué precipitar nada, aunque el final de su espalda había comenzado a sentir algún movimiento involuntario de cierta parte del actor.
-¿Una fiesta de travestidos? Hummm… no estaría mal. –le dijo Orlando entre susurros mientras le besaba la sien- ¿Qué tipo de hombre serías tú? ¿Cómo te disfrazarías?
-No sé… es mejor que tú no lo sepas y que sea una sorpresa. Podríamos disfrazarnos como tus personajes, un elfo, un pirata, un cruzado…
-¡Oh no! Y seguro que me obligáis a besaros. –dijo con un tono de falso lamento- No sólo tendré que besaros como hombres, sino que además esos tíos serán copias de mí mismo. Es demasiado terrible.
Green rió de la reflexión.
-Por supuesto que te obligaremos a besarnos. Me excita pensarlo –giró la cabeza hacia atrás de nuevo buscando los labios de Orlando, esta vez jugueteó más con ellos reteniéndolos entre los suyos con distintas presiones y pasó la lengua fuera recorriéndolos de un lado a otro y dentro, entre los labios y los dientes. Orlando parecía disfrutar del juego y la dejaba hacer, sin tomar parte activa aunque Green comenzó a notar de nuevo, como bajo el agua, su miembro sí que parecía reaccionar. Esta vez fue él quien paró, se separó un poco y le besó la frente, ella volvió a recostarse sobre el pecho y puso la mano derecha sobre el antebrazo izquierdo de Orlando que estaba rodeándola.
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